MUERE KIRCNER NACE EL CRISNERISMO La lluvia no fue un inconveniente, fue una compañía -si se quiere-, para los miles y miles de personas que con banderas, cantos, himnos, pancartas, flores y consignas acompañaron a la carroza fúnebre que condujo los restos del ex presidente Néstor Kirchner, hasta el último punto aquí en Capital Federal, en la ciudad de Buenos Aires, en el Aeroparque Metropolitano. La lluvia también lloró junto con este pueblo argentino por su dolor, por su congoja, por su consternación e impotencia; por sus desgarrados corazones, por sus ilusiones rotas; y porque sus esperanzas en este proceso político no se derrumben, no se entierren con su líder; la lluvia también lloró por su Argentinidad. Pero esta lluvia de hoy refrescará el paisaje de este país, no porque no lamente la muerte de Kirchner, si no porque siembra de flores nuevas el suelo arrasado por la violencia dialéctica y la desolación de ideas; ideas que ahora son esparcidas como polen en primavera, por las bocas de todos los jóvenes que colmaron las calles de Buenos Aires, la Plaza de Mayo y la Casa de Gobierno, desde que se supo, a primeras horas del día 27 de octubre de 2010, (día del Censo Nacional en Argentina), la noticia del fallecimiento de Néstor Carlos Kirchner. Es innegable la presencia de la juventud, esa juventud peronista que hoy andan entre los 40 y los 70 años, a la cual perteneció el “Pingüino” (mote cariñoso-político), y a los cuales les devolvió la esperanza, la dignidad laboral, la confianza en la militancia gremial, les abrió la conciencia dormida de la memoria; y derrumbo el muro del silencio para entrar en una de democracia plena y de derecho e igualdad para todos. Pero su legado más importante, es que los hijos de esos jóvenes peronistas de ayer, ahora retoman las banderas ideológicas de la militancia, convertidos en Kirchneristas-Peronistas…; y son así, el nuevo aire de la política, la nueva imagen de una Argentina que siente, que palpita; que apasionadamente defiende este modelo político, social y económico, que desarrolló Néstor a su llegada a la presidencia en el año 2003, cuando el país estaba sumido en la tristeza, la desesperación y la resaca de la crisis del 2001, sin una presencia de liderazgo fuerte y capaz de levantar un pueblo, con una desocupación enorme, con hambre y una deuda externa que aumentaba con el correr de las horas; modelo que ahora continúa su esposa la presidenta desde 2007 Cristina Fernández de Kirchner. Una mujer que seguramente está librando su mas dura batalla, pero que una vez más está demostrando y dando ejemplo de fortaleza y entereza; de nobleza y de su raza de primera mandataria, al frente de un pueblo nuevo, de una nueva camada de políticos, ideólogos, militantes y compañeros, quienes incondicionalmente la apoyan y la seguirán apoyando de aquí es más. Con la muerte de Kirchner queda instalada y definida la ideología Kirchnerista, y surge la militancia Crisnerista.

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