MI LUGAR EN EL MUNDO BUENOS AIRES Bogotana de nacimiento, nacionalidad colombiana, latinoamericana de corazón, argentina por adopción, por opción y convicción. Por años viví en Catalunya – España, en la antigua ciudad de Girona, con sus hermosas murallas, su tradición histórica judía. Allí me atraparon esos muros antiguos, romanos, bizantinos, sus callejuelas empedradas y ese idioma catalán romántico, y esa energía inagotable de su gente. Pero encontré mi lugar en el mundo, en Buenos Aires; porque reúne, las cualidades que busque por mucho tiempo, que hasta cierto punto encontré en Girona, pero que en la ciudad porteña se completo, se cerró el circulo. Me cautivo sus historia, - a propósito, este 24 de marzo es el día de la Memoria-, ese eco de revolución, de Che Guevara, que aunque fue más cubano que argentino, por su lucha en la Revolución Cubana, su figura recorre sus calles, tal vez no como él quisiera, mas comercial que ideológicamente, aunque muchos han recogido sus pasos, sus ideales y su valentía para lograr la libertad en el momento más oscuro de la historia argentina, esos 30.000 desaparecidos que como él dieron la vida por un mundo mejor. Esa perfecta conjunción entre lo europeo , con sus construcciones, lo latinoamericano y los pueblos originarios, eso es tan atrayente y tremendamente conmovedor; como lo son las huellas dejadas por Cortázar, Atahualpa, Rodolfo Walsh, La Negra Sosa, Spineta, Benedetti, Gardel, Discepolo, las Madres de Plaza de Mayo, Maradona, Perón, Evita, San Martin, Leonardo Fabio, Martin Fierro, El Gauchito Gil, Mafalda y su padre Aquino; y todos y cada uno de los personajes que habitan en la Calle Corrientes, esa calle que desborda cultura, llena de librerías, cines, teatros, centros culturales, restaurantes y los hermosos Bares Notables, esa calle que habla de sueños de libertad, al igual que la legendaria Plaza de Mayo, o el Obelisco, símbolo porteño por excelencia. La oscura y terrible “Noche de los Lápices” hecho ocurrido en la ciudad de La Plata, y que desapareció a chicos de entre 15 y 18 años, solo por pedir un boleto estudiantil para viajar en bus. Las dictaduras militares, que como sombras aún ennegrecen esa nación de valientes, sus desaparecidos, sus hijos, sus nietos recuperados del horror de la no identidad, el incansable trabajo de las Abuelas de Plaza de Mayo, que con amor y ternura siguen devolviendo a la vida real a cientos de bebes –ahora adultos- robados por los milicos y entregados a familias “nobles” para ser educados y no repetir la historia de lucha e ideales de sus padres. Esa enorme importancia que se les está otorgando a los Pueblos Originarios y a sus raíces por medio de la aceptación y valorización de sus derechos ancestrales, su lengua y rituales; al reconocimiento de la Pacha Mama y su retorno a la vida pública. El folklore que no solo pasa por el Tango, ya que existen más de 300 danzas tradicionales esparcidas por todas las provincias argentinas, es hermoso asistir a una peña – sitio de reunión, para cantar, escucha y bailar folklore argentino- y ver no solo a los mayores, abuelos, y bailarines expertos, sino a los jóvenes y niños, que orgullo y soltura bailan al ritmo de chacareras, gatos, sambas y demás bailes tradicionales. Todo esto no quiere decir que no ame a Colombia, solo que cada persona cuando encuentra su lugar en el mundo, no puede evitar compartir sus sentimientos y apreciaciones; sin la intención de que mi país quede en segundo plano, porque todo lo bueno que uno aprende en otro sitio es para ayudar a su sitio de nacimiento a que sea un lugar mejor para sus habitantes. Y Colombia tiene mucho para dar y para descubrir. Tenemos, lo mejor del mundo LA ALEGRIA. Carolina Valencia

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