COLOMBIA HUMANA “Las garantías políticas y civiles en Colombia no existen las han anulado, si es que alguna vez las tuvimos” Gustavo Petro ¿Alguna vez las tuvimos? ¿Alguna vez en Colombia a lo largo de estos 65 años, contando desde el asesinato de Gaitán, hemos tenido garantías políticas y civiles, garantías por pensar diferente, por ser diferente? Colombia, como lo dijo Petro está volviendo a los años más oscuros de la violencia, con la diferencia que antes te mataban de frente, sin tapujos, por ser liberal, o por ser conservador; ahora nos matan desde un escritorio, dictando leyes; nos matan en la sala de espera de un hospital; nos matan por ser campesino, por ser indígena o afro; nos matan por ser pobre o clase media queriendo aspirar a algo más; nos matan por querer estudiar y no poder acceder a un cupo ni siquiera en una universidad pública, porque algunos pillos venden los cupos; nos matan por reclamar la pensión que nos corresponde por una vida de trabajo; nos matan desde que nacemos, porque ya nos empiezan a clasificar en el sistema, para ver en qué rol de la sociedad tenemos que vivir. Nos matan porque nos vulneran todos nuestros derechos. Los más elementales para empezar, como el de la vida, la salud y la educación, y de ahí para arriba hasta llegar al de elegir y ser elegido; pasando por el derecho a la comunicación, a la información, a la libre expresión, a manifestarnos públicamente, ya que somos brutalmente reprimidos por el brazo ejecutor de “su justicia asesina y símbolo del orden por la fuerza” la ESMAD. Derecho, es una palabra que no existe en el diccionario de la clase dominante de este y/o de ningún país gobernado por oligarquías amañadas y sedentarias en el poder afín al sistema imperialista, neoliberal del “Patrón del norte, alias el Patrón del Mal”. Los únicos que gozan de plena libertad de expresión, son los medios hegemónicos de comunicación de prensa de siempre; pero no, ni siquiera ellos pueden expresarse libremente, porque están sometidos a lo que sus jefes, o sea el Estado, los grupos económicos y las familias patriarcas les ordenan informar. Ni una coma, ni un punto, ni una letra pueden estar fuera de orden, porque entonces tienen problemas; que tristeza que el periodismo colombiano esté en manos del miedo, la ignorancia y la sumisión. Sólo los valientes se atreven a decir la verdad, a comunicar y a informar de manera real a todo aquel que quiera escuchar, pero ahí también nos matan, cuando con la censura impune, amordazan las voces que hacen que el pueblo abra los oídos y sepa que es lo que sucede en el país. Sí, valientes, porque eso hay que ser para transitar por esta época y estos acontecimientos que estamos viviendo en Colombia. Valiente el discurso de Petro en la Plaza de Bolívar, valiente el llamado a la unidad y a la lucha por la Paz desde la paz, mas no desde el conformismo; valiente la respuesta de los habitantes de Bogotá que concurrieron a la Plaza a apoyar no a una persona, sino a la democracia, y a reclamar por el respeto a su voto. Valientes tenemos que ser de ahora en adelante para asumir el reto de sacar al país de este momento oscuro que vivimos, para exigir paz y justicia social, respeto a los derechos, respeto a la sociedad, respeto y orden en las instituciones; leyes justas y con sentido para estos tiempos que corren, para los que somos seres humanos, sin clasificaciones, no de primera o de cuarta, todos por igual, ciudadanos de derecho y con derechos, dentro de un Estado de Derecho. Para que Colombia empiece a ser Humana. Carolina Velencia

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